David destruyó la ciudad de Santo Domingo y produjo miles de millones de dólares en pérdidas al atravesar el país de sur a norte el 31 de agosto de 1979. Se considera el más poderoso fenómeno de este tipo de los que han afectado a la República Dominicana en el último siglo. Los muertos fueron más de 3,000 y dejó otros daños considerables, ya que se destruyó el sistema de distribución de electricidad, teléfonos, decenas de acueductos, fueron afectadas las represas principales, se dañó casi toda la producción agrícola y decenas de miles de personas perdieron sus viviendas. Hasta ese momento el huracán más fuerte que había azotado a Santo Domingo, la capital de la República, había sido el San Zenón, el 3 de septiembre de 1930, el cual produjo alrededor de 3,000 muertos, según cifras de las autoridades de entonces.
. San Zenón, sin embargo, llegó a tener categoría Cuatro en la escala Saffir-Simpson, desarrollada por meteorólogos precisamente luego del huracán David. Este fenómeno alcanzó categoría Cinco, el más alto en la escala.
El tamaño de este huracán sorprendió en su momento a los meteorólogos ya que llegó a cubrir casi todo el Caribe y mantuvo una fuerza creciente prácticamente desde que se formó. Sin embargo, luego que pasó sobre la República Dominicana y atravesarla de sur a norte, quedó considerablemente debilitado y al llegar al sur de Estados Unidos se había convertido en una tormenta.
por Lenin Canela
1 comentario:
Lenin, esta foto me trae muy tristes recuerdos. Me acuerdo de ese día cuando Eleuterio, (El Chivo), Alejandro, (Gagá), José Lucía (Yía), mi padre Daniel, mi Hermano Orlando y otros tantos residentes en el Llano de Caballero y en las playas de El Yujo, intentamos sacar el ganado de tu tío Ramón, el de Juan Chiquito, el de Juan Largo, el de la familia Peralta, y de otros agricultores y ganaderos de la zona, pero............ el agua pudo más que nuestro esfuerzo, y solo nos quedó contemplar con nostalgia cómo iban río abajo cientos de vacas, caballos, cerdos, gallinas, y herramientas de las que utilizábamos en los establos y las fincas de Agricultura de toda la zona. Fue una amarga experiencia que nunca la he olvidado.
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