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Los granadillos de yoja y mañaño


Pese a no ser una fruta autóctona, el granadillo ha sido “adoptado” con gran aceptación por los dominicanos. Se trata de una de las tantas frutas sabrosas y beneficiosas para la salud, que forma parte de la dieta criolla, y que fue introducida a la isla, junto al níspero, aguacate, zapote, limoncillo y cajuil, después del “descubrimiento”, como parte del botín comestible que conseguían a su paso los conquistadores durante sus travesías.
Esta fruta, cuyo nombre científico es pasiflora quadrangularis, proviene del Continente Americano, específicamente de zonas tropicales y subtropicales. De este continente fue llevado a otras regiones del planeta. No obstante, algunos expertos afirman que este fruto fue cultivado inicialmente en islas del Caribe.

En sentido general, el granadillo, debido a su gran cantidad de agua, es recomendado en dietas especiales como en casos de pacientes con úlceras y problemas renales. Contiene vitaminas A, B, C y D; minerales, calcio y abundante agua, de ahí que esté considerada como un excelente diurético. Cuando el granadillo está bien maduro sus propiedades aumentan, pues contiene además de las vitaminas citadas, calcio, fósforo, magnesio, azufre, cobre y fibras.
Se desarrolla bien en un terreno de 0 a 800 metros de altitud, sin embargo, donde mejor se adapta es en las regiones de baja altitud, con alta pluviometría, terrenos bien drenados y profundos.
Se reproduce todo el año, pero tiene dos épocas fuertes: la primavera y verano.

Lenin Canela

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